Pero sin duda alguna lo suyo era La Natación, en el agua era un pez, no se le distinguía su discapacidad, tenía una técnica maravillosa, se sentía libre, era su mundo. En 1988 fue a su primer Campeonato de España en Córdoba, desde entonces se dispuso a trabajar y ya no paró. Con 18 años de edad, fue llamado para ir a los Juegos Paralímpicos de Barcelona del 92: luego en la Ciudad Condal, el no poder oír le pasó factura, ya que el donostiarra se lanzaba antes o después de que sonara el silbato, sin embargo, Richard estableció lo de salir con luz para guiarse, lamentablemente no pudo pasar a la final en las tres pruebas que disputó.

Enhorabuena, tres años más tarde ganó las primeras medallas internacionales en el Europeo de Perpiñán (Francia) con 2 oros y 2 platas. Esta victoria fue la entrada de su primer gran éxito en unos Juegos, ya que logró 3 oros y 1 plata en Atlanta 96, alcanzó el grado máximo en los Juegos de Sídney 2000 con 4 prendas doradas y 6 plusmarcas mundiales, ganó en relevos, en 100 y en 200 libre, conquistando una prueba de 50 metros. En Atenas 2004 anexó un oro, una plata y un bronce, mientras que en Pekín 2008 se colgó un oro y 3 platas.

En ocasiones, algunas personas le decían que con parálisis cerebral no podía entrenar más de dos días a la semana porque se podía fatigar, pero Richard aguantaba todo lo que echaba ¡WOW! ¡Magnífico! Es una persona muy comprometida, disciplinada y exigente consigo mismo, dispone de gran espíritu de superación e intenta pulir cualquier aspecto para ser mejor. Las medallas y los récords del mundo fueron en total 48 en su carrera.

Alcanzó el súmmum en los Juegos de Sídney 2000 con 4 preseas doradas y 6 plusmarcas mundiales, ganó en relevos, en 100 y en 200 libre, nunca había ganado una prueba de 50 metros y en la final.

 Algo impresionante, es que Richard  se comunicaba por medio de signos y dibujos, pero luego de los Juegos en China mejoró su capacidad comunicativa, producto de un Implante Coclear que le ejecutaron y lo más importante es que nunca cambió su sonrisa, transmitía felicidad que irradiaba a todos.

Sus últimas participaciones fueron en Londres 2012, donde sacó una plata y un bronce en Río de Janeiro 2016. Se retiró hace 4 años, desde entonces, Oribe ocupa su tiempo con sesiones con el logopeda, viendo competiciones de natación en el ordenador, dando charlas en colegios, paseando con su triciclo y nadando. Y sin duda alguna le encanta estar con los más pequeños en el Club Konporta, entrenarlos y transmitir su sabiduría y positividad. Él siempre se viste con su eterna sonrisa, que es el claro ejemplo de cómo se puede chapotear competitividad, diversión y éxitos.