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» Escuchar y comprender a la persona que cuidas es lo más importante que puedes hacer. «
Recibir un diagnóstico de movilidad reducida no es sencillo, pero vivir con ello supone un reto aún mayor el depender de otros para la mayoría de las actividades que antes realizabas de manera automática puede generarte un fuerte impacto emocional, especialmente si requieres una silla de ruedas para desplazarte. Y, en el caso de los adultos mayores, hay que sumar a este difícil panorama la pérdida de fuerza corporal, así como la vulnerabilidad que viene aparejada con la edad, que ya no se puede sortear.
Sin embargo, ser un cuidador también es complicado y supone una fuerte carga anímica. ¿Te sientes identificado? Ocuparte de las necesidades de un adulto que no puede valerse por sí mismo, más si esta persona es alguien a quien amas, te genera agotamiento físico y mental. Es natural que eso pase, de ahí que los especialistas hagan hincapié en la importancia de tener un tiempo para ti y de hacer un seguimiento minucioso de tu salud.
Aquí te daremos algunos consejos y estrategias para que tu día a día sea más fácil y placentero:
Informarte oportunamente es indispensable, a fin de poder aprender cómo ser más eficiente en la movilización de un paciente con discapacidad; no todo el mundo sabe hacerlo y no es bueno que improvises. Si estás capacitado para servir a una persona que te necesita, no solo harás que mejore su calidad de vida, sino que la tuya no se verá mermada de manera significativa.
A veces nos olvidamos de lo más importante, que es precisamente conocer las necesidades, dolores y recomendaciones de la propia persona que cuidamos.
Es fundamental que te aprovisiones de todas las herramientas médicas traumatológicas para hacer tú día a día, y de la persona a tu cargo, mucho más fácil.
Cuando ayudes a tu familiar a salir de la cama o del sillón, es recomendable que empieces primero moviendo los reposa piernas de la silla de ruedas, de manera que puedas maniobrar lo más cerca posible del punto de seguridad. Al mismo tiempo, trata de bloquear las ruedas para que la silla no se mueva, evitando accidentes.
Es esencial que el espacio de tu vivienda se ajuste a las necesidades de la persona que usa la silla de ruedas. Tu hogar debe contar con ciertas características que faciliten la autonomía del paciente o, si esto no es posible, el trabajo de los profesionales que te presten apoyo en tu cotidianidad.
si necesitas ayuda, pídela a alguien con quien sepas que puedes contar. Recuerda que es importante que también vigiles tu salud y no solo a nivel físico, sino también emocional y mental. Desconectarte puede hacer mucho bien y, si te sientes sobrecargado, ten presente que siempre es mejor hablar con alguien de confianza o con un especialista, ya que te ayudará a drenar tus cargas (o compartirlas) y recargar energías para volver con todo.
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